¿La promesa del “para siempre” o el encanto del “ahora”?
Cuando todo en la relación se apoya en deseo visual más el magnetismo repentino, la historia acaba siendo pasajero. Demasiado fugaz. Exactamente como los aparatos que calientan en segundos, que encienden al toque, pero fallan enseguida. Fundamentar una historia solo en el físico, resulta como apostarle al aparato del cuarto, responde de inmediat